Las comunidades urbanas son cada día más heterogéneas y diversas; esa diversidad es uno de los factores con los que la propia ciudad acaba contando para establecer nuevos modos de convivencia y obtener buenos rendimientos sociales, económicos y culturales. Sobre esta premisa se asentaron los debates de la sesión “Conviviendo en sociedades urbanas”, un espacio destinado de manera específica al papel de las ciudades en el marco del Tercer Foro Mundial de Alianza de Civilizaciones, de Naciones Unidas. La FEMP estuvo representada por el Alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín. En su intervención, el representante español intervención reivindicó el papel activo de los Gobiernos Locales en la iniciativa Alianza de Civilizaciones, tal y como ya se reconoció hace dos años en el Primer Foro de la misma, y como se ratificó en el memorando de entendimiento entre la Alianza y la organización municipalista mundial Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU).
Para el Alcalde de Sevilla, las ciudades juegan un papel fundamental en la promoción del diálogo intercultural y en la concepción de la diplomacia de ciudades como un instrumento para promover el diálogo entre culturas. Además, según puntualizó en su intervención, son numerosas las áreas de gestión municipal –juventud, educación, migraciones o gestión de diversidad religiosa- en las que se producen actuaciones orientadas a favorecer ese diálogo. Añadió que la dimensión local de la Alianza se justifica en una tercera razón: la implementación de políticas públicas “ya no es cuestión de un único nivel de gobierno sino que discurre por escenarios multinivel –gobernanza multinivel- que requieren de la participación de los diferentes escenarios gubernamentales para la consecución de buenos resultados”.
El III Foro Mundial de la Alianza de Civilizaciones se clausuró a primera hora de la tarde del 29 de mayo, tras haber recogido los debates de una docena de sesiones de trabajo y varios plenarios en las que se abordaron cuestiones como la diversidad cultural como camino hacia la paz, el reforzamiento del protagonismo femenino a través de la cultura, la reducción del paro y el empobrecimiento en tiempos de crisis, la historia como herramienta de cooperación cultural, el diálogo de civilizaciones y el establecimiento de un nuevo orden mundial, o el papel de los líderes religiosos en la promoción de la paz y los derechos humanos, entre otras.